jueves, 14 de noviembre de 2013

RELATO DE UNA PROSTITUTA DEL BATEY BIENVENIDO

Por Tirso Medrano
Este relato o entrevista fue realizado el domingo 10 de noviembre de 2013, en un cabaret de los más de diez que hay en la calle principal o carretera de Manoguayabo.
Ese domingo caluroso me levante temprano, eran las 7: 14 de la mañana  y no bien despierto, suena el celular, era mi  amigo Giovanni Guzmán,  que me invitada a su casa en el barrio La Pared de Haina. Yo a cedí a la invitación. Después de comida salimos a dar una vuelta por el lugar y coincidimos en ir al Batey Bienvenido. Al llegar al lugar grande fue mi asombro,  el Batey ya no era un batey común, como uno lo conocía en los años 60, llenos de barrancones, cañas, carretones, bueyes peones haitianos y dominicanos, amenazados por fieros guardias campestres,  sino que se había transformado en una barriada común de la ahora provincia Santo Domingo, municipio Oeste; llenas de casas comerciales, hoteles, pensiones, almacenes y edificios residenciales.   A lo largo y ancho de la avenida principal las frituras los colmadones, negocios del placer y la bebida, con sus luces a colores y sus músicas del ayer y de hoy en competencias de sonidos estridentes y cadenciosas mulatas, indias, jabadas y negras que en contorsiones lascivas invitan al más casto y abstemio caballero, a darse una fría al compás de un son, una bachata, un merengue, un dembow o un reggaetón.  Acariciando una piel destellante  de  encanto tropical. 
Entramos al más  concurrido y bullicioso como es natural, allí nos acomodamos en un rincón desde donde se veía todo el salón con su pista de baile circular repleta de debutantes bailadores.
Una hermosa negrita de estatura mediana, cuerpo voluptuoso adornado con un pantaloncito verde hasta la desembocadura de su pelvis, donde el monte de Venus caía como una cascada. Tenía los años de la fresca juventud, veintiuno. Con senos regulares envueltos en una blusita rosada casi al descubierto. Un apetito sensual inundo mis sentidos y mi amigo Giovanni al verme ensimismado me secreteó al oído. –Estas mujeres no son cara, llámela que si usted no tiene yo se lo presto.- Asentí con la cabeza y el la llamó. La joven ni tonta ni perezosa se sentó al lado nuestro y al pedirle un vaso gentilmente me dijo que ella no podía beber alcohol porque había vomitado la sangre;  hoy hacia un mes y quince días. Le pregunté como sucedió eso y me contestó –Yo estaba con un cliente bebiendo ron y de repente empecé a vomitar sangre. Nadie me auxiliaba, el hombre salió huyendo.  El dueño del negocio me encerró en un baño, para que los demás clientes no se enteraran, una  amiga me daba vuelta de vez en cuando; en unas de esas visitas me dijo que si yo no tenía familia; me acordé de una prima y le di el nombre para que lo buscara en mi  celular. Cuando mi prima llegó ya yo tenía seis horas vomitando sangre y nadie me auxiliaba. El dueño decía que yo estaba tuberculosa; que él no tenía dinero para llevarme a una clínica.
-Mi prima vino y me llevó a un hospital público que hay en Herrera, el cual le llaman Marcelino Vélez. Allí me trataron muy bien y el médico me dijo que era una ulcera sangrante, que no podía beber ron, ni cerveza, ni comer con grasa. Duré diez días internas. Ninguna de estas mujeres ni el  dueño fueron a verme. Cuando me dieron de alta, tuve que volver al cabaret y todo el que me conocía me decía: pero muchacha aquí han regado que tú te había muerto.
Le pregunté: -¿Qué te pagan aquí? Y me contestó: -Yo aquí gano cuatro mil pesos mensuales, los cuales nunca veo completo. Porque todos los días de pagos a las mujeres les descuentan multas que les ponen por cualquier cosita, le descuentan a uno mil ochocientos o dos mil doscientos  pesos todos los meses. Te acusan de que saliste con un cliente y no lo reportaste o que te fuiste antes de la hora o que llegaste tarde o que armaste un pleito tal o cual día. Le pregunte: -cuanto tu cobras por salir con un cliente- Contesta: -Eso depende lo normal es que si es un ratico uno cobre quinientos cincuentas pesos, de los cuales hay que dejarle cientos cincuentas al negocio, mas cientos cincuentas de habitación; normalmente los clientes nunca tienen para pagar completo y uno se lo deja hasta en cuatrocientos pesos. De lo que le queda a uno hay que sacar lo del desayuno, el almuerzo y la cena y los cien pesos diarios para pagar la habitación donde uno vive, la cual se paga diario y no puede llevar cliente y si debe tres días te rompen el candado y te echan la ropa a la calle. Mientras tuve interna, el dueño del dormitorio donde yo vivía me tiró todo a la calle y se me perdió, el radio, el televisor y todas las ropas. Gracias a una amiga que me dio asilo en su casa y me presta la ropa, hasta que me recupere. Pero tengo que irme porque ella se la busca con hombres y mujeres y los mete en la casa. Me insulta y me echa en cara que me está manteniendo, mientras yo tengo que hacerle todos los oficios de la casa antes de entrar a mi trabajo.
 Pregunta: a qué hora tú entras a este negocio. Respuesta: -de lunes a viernes se entra a las dos de la tardes y se sale a las diez de  la noche. De sábado a domingo se entra a las nueve de la mañana y se sale a las doce de la noche. Pregunta: Si un hombre va a salir para amanecer contigo que hay que pagar. Repuestas: -para amanecer se pagan trescientos pesos de salida y los hombres normalmente le dan a uno trescientos y quinientos pesos; hay algunos más consciente que te dejan caer setecientos y hasta mil pesos.  Pregunta: Y cuantos hombres tu trata en un día. Repuestas: - cuando la cosa esta buena hasta tres, a veces dos y normalmente uno. Esto está muy mal hay meses que en una semana me voy en blanco;  principalmente los meses de mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre. Esto se pone bueno es en diciembre, enero, febrero y marzo, ya  en abril empieza a descender la clientela. Por eso es que los cueros, nunca tenemos cuartos, hay que pagar todos los días y los clientes no son constantes y más ahora que se le tiene mucho miedo al Sida y el Papiloma Humano. A parte de que las chamaquitas de los colegios y las escuelas públicas también se la están buscando y no tienen escrúpulos, les hacen  cosas a los hombres que nosotras los cueros viejos y rejugados no hacemos, porque aquí vienen de Salud Publica, a darnos charlas y nos hacen exámenes del Sida y nos dan preservativos y nos dicen como uno se puede contaminar.-
-Yo por ejemplo ni hago el sexo oral ni dejo que me lo hagan.   Mucho menos hago sexo anal, ni doy lengua, los orientadores de Salud Publica nos dicen que las enfermedades de transmisiones sexuales se pegan hasta con el rose de la lengua y el hombre que no quiere ponerse el preservativo yo le devuelvo su dinero. -
-En estos días hubo uno que no dejaba que yo le pusiera el preservativo y cada vez que le ponía el preservativo, se perdía; ni lo encontraba el ni yo. Después de tres preservativos yo se lo puse. Me quede como sospechosa y al otro día cuando me fui a bañar me metí los dedos y me saque tres preservativos.
Aquí vienen muchachitas hasta de trece años a buscárselas y esas hacen de todos. Otras los hacen por drogas y cuando viene la policía el dueño hace sonar un timbre. Ellas se esconden y cuando la policía se va vuelven. Pregunta:  y esas menores también trabajan aquí. Repuestas: Esas menores  no trabajan aquí? son de los vecindarios que vienen a buscársela, la mandan los noviecitos;  para ellos comprar sus drogas. Otras las mandan los padres ellos les dicen si quieren unos tenis nuevos o un pantalón de marca tienen que tiraste a la calle! Y les dicen ¡Coge calle para que sepa lo dura que es la vida! ¡Y es fácil estar manteniendo mujeres para otro!
Pregunta: pero las mujeres que vienen los fines de semanas son del vecindario-. Repuestas: -Muchas sí, pero la mayoría vienen de Los Bajos de Haina, los Alcarrizos, Palave, Mata Paloma, Bayona, San Miguel, Manoguayabo, La Venta, El Carril de Haina, Caballona, La Ciénaga y hasta de Pantoja y Herrera.
- Tú la ve hasta con el barrigón casi dando a luz, una que no tienen quien le de nada y otra que los maridos la mandan porque tampoco están trabajando-
Pregunta: tú eres de este sitio. Repuestas: -No, yo soy de la Romana, mi mamá era haitiana, vino preña de mi y enferma en busca de cura, a un batey del Central Romana donde vivía una hermana de ella y allí murió cuando yo nací el 26 de abril del 1992.
- La tía mía me maltrataba mucho, mira como tengo los brazos llenos de cicatrices, hasta que una vecina dominicana me llevo para su casa cuando yo tenía siete años. A los treces años cumplidos la que me crio, se dejo del marido y me abandonó. Tuve que coger de nuevo para donde mi tía y esta me daba tanto maltrato que a los quince años una amiga me dijo te voy a llevar para la capital,  para que deje este infierno y me trajo para este burdel.
-Cuando cumplí un año aquí, un cliente se enamoró de mí y me llevó para su casa. El era fotógrafo, vivíamos en el mismo estudio fotográfico. Era muy celoso, no me dejaba hablar con nadie y me embarace de él. Cuando la niña tenía tres años ya yo no aguantaba más y me escape, empecé a trabajar en una casa de familia, la señora era maestra y el marido tenía un taller de ebanistería en la misma casa. Cuando la mujer se iba a dar clases a la escuela, el me obligaba a estar con él y un día yo decidí mejor volver al cabaret y cogí para acá. Aquí encontré un camionero sureño que se hizo mi chulo y me pego una barriga.
-La niña yo la tenia donde una señora que me la cuidaba por mil pesos mensuales; pero cuando yo caí enferma, no pude pagarle ese mes.  Sin ella conocer al padre de la niña empezó a investigar hasta que dio con una hermana de él y le entrego a la niña. Yo fui donde la hermana este jueves y ella me dijo que él se la llevo para un campo de San Juan y que ella no sabe qué campo es.-

 Empezó a llorar amargamente, ese lloro de la impotencia que siente una madre cuando le han quitado un hijo. Ese lloro de impotencia ante una sociedad que desprecia a los que no han tenido la suerte de nacer con cierta dignidad humana. Por un instante su dolor se hizo mío, y quise ayudarla, les pregunte que si tenía cedula y me contesto que no, nunca la habían declarado. Su madre murió en un batey de la Romana, su padre nunca vino a la Republica Dominicana; se quedo allá en Hincha, una comunidad haitiana que era dominicana hasta el Tratado Fronterizo del 1929. Se quedo  en su natal Hincha, cuidando los siete hijos que quedaban huérfano de madre hasta que el también murió un día de hambre. 

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