Por Tirso
Medrano
Este relato
o entrevista fue realizado el domingo 10 de noviembre de 2013, en un cabaret de
los más de diez que hay en la calle principal o carretera de Manoguayabo.
Ese domingo
caluroso me levante temprano, eran las 7: 14 de la mañana y no bien despierto, suena el celular, era
mi amigo Giovanni Guzmán, que me invitada a su casa en el barrio La
Pared de Haina. Yo a cedí a la invitación. Después de comida salimos a dar una
vuelta por el lugar y coincidimos en ir al Batey Bienvenido. Al llegar al lugar
grande fue mi asombro, el Batey ya no
era un batey común, como uno lo conocía en los años 60, llenos de barrancones,
cañas, carretones, bueyes peones haitianos y dominicanos, amenazados por fieros
guardias campestres, sino que se había
transformado en una barriada común de la ahora provincia Santo Domingo,
municipio Oeste; llenas de casas comerciales, hoteles, pensiones, almacenes y edificios
residenciales. A lo largo y ancho de la
avenida principal las frituras los colmadones, negocios del placer y la bebida,
con sus luces a colores y sus músicas del ayer y de hoy en competencias de
sonidos estridentes y cadenciosas mulatas, indias, jabadas y negras que en
contorsiones lascivas invitan al más casto y abstemio caballero, a darse una
fría al compás de un son, una bachata, un merengue, un dembow o un reggaetón. Acariciando una piel destellante de encanto tropical.
Entramos al
más concurrido y bullicioso como es
natural, allí nos acomodamos en un rincón desde donde se veía todo el salón con
su pista de baile circular repleta de debutantes bailadores.
Una hermosa
negrita de estatura mediana, cuerpo voluptuoso adornado con un pantaloncito verde
hasta la desembocadura de su pelvis, donde el monte de Venus caía como una
cascada. Tenía los años de la fresca juventud, veintiuno. Con senos regulares
envueltos en una blusita rosada casi al descubierto. Un apetito sensual inundo
mis sentidos y mi amigo Giovanni al verme ensimismado me secreteó al oído.
–Estas mujeres no son cara, llámela que si usted no tiene yo se lo presto.-
Asentí con la cabeza y el la llamó. La joven ni tonta ni perezosa se sentó al
lado nuestro y al pedirle un vaso gentilmente me dijo que ella no podía beber
alcohol porque había vomitado la sangre; hoy hacia un mes y quince días. Le pregunté
como sucedió eso y me contestó –Yo estaba con un cliente bebiendo ron y de
repente empecé a vomitar sangre. Nadie me auxiliaba, el hombre salió huyendo. El dueño del negocio me encerró en un baño,
para que los demás clientes no se enteraran, una amiga me daba vuelta de vez en cuando; en
unas de esas visitas me dijo que si yo no tenía familia; me acordé de una prima
y le di el nombre para que lo buscara en mi
celular. Cuando mi prima llegó ya yo tenía seis horas vomitando sangre y
nadie me auxiliaba. El dueño decía que yo estaba tuberculosa; que él no tenía
dinero para llevarme a una clínica.
-Mi prima vino
y me llevó a un hospital público que hay en Herrera, el cual le llaman
Marcelino Vélez. Allí me trataron muy bien y el médico me dijo que era una
ulcera sangrante, que no podía beber ron, ni cerveza, ni comer con grasa. Duré
diez días internas. Ninguna de estas mujeres ni el dueño fueron a verme. Cuando me dieron de
alta, tuve que volver al cabaret y todo el que me conocía me decía: pero
muchacha aquí han regado que tú te había muerto.
Le
pregunté: -¿Qué te pagan aquí? Y me contestó: -Yo aquí gano cuatro mil pesos
mensuales, los cuales nunca veo completo. Porque todos los días de pagos a las
mujeres les descuentan multas que les ponen por cualquier cosita, le descuentan
a uno mil ochocientos o dos mil doscientos pesos todos los meses. Te acusan de que
saliste con un cliente y no lo reportaste o que te fuiste antes de la hora o
que llegaste tarde o que armaste un pleito tal o cual día. Le pregunte: -cuanto
tu cobras por salir con un cliente- Contesta: -Eso depende lo normal es que si
es un ratico uno cobre quinientos cincuentas pesos, de los cuales hay que
dejarle cientos cincuentas al negocio, mas cientos cincuentas de habitación;
normalmente los clientes nunca tienen para pagar completo y uno se lo deja
hasta en cuatrocientos pesos. De lo que le queda a uno hay que sacar lo del
desayuno, el almuerzo y la cena y los cien pesos diarios para pagar la
habitación donde uno vive, la cual se paga diario y no puede llevar cliente y
si debe tres días te rompen el candado y te echan la ropa a la calle. Mientras
tuve interna, el dueño del dormitorio donde yo vivía me tiró todo a la calle y
se me perdió, el radio, el televisor y todas las ropas. Gracias a una amiga que
me dio asilo en su casa y me presta la ropa, hasta que me recupere. Pero tengo
que irme porque ella se la busca con hombres y mujeres y los mete en la casa.
Me insulta y me echa en cara que me está manteniendo, mientras yo tengo que
hacerle todos los oficios de la casa antes de entrar a mi trabajo.
Pregunta: a qué hora tú entras a este negocio.
Respuesta: -de lunes a viernes se entra a las dos de la tardes y se sale a las
diez de la noche. De sábado a domingo se
entra a las nueve de la mañana y se sale a las doce de la noche. Pregunta: Si
un hombre va a salir para amanecer contigo que hay que pagar. Repuestas: -para
amanecer se pagan trescientos pesos de salida y los hombres normalmente le dan
a uno trescientos y quinientos pesos; hay algunos más consciente que te dejan
caer setecientos y hasta mil pesos.
Pregunta: Y cuantos hombres tu trata en un día. Repuestas: - cuando la
cosa esta buena hasta tres, a veces dos y normalmente uno. Esto está muy mal
hay meses que en una semana me voy en blanco;
principalmente los meses de mayo, junio, julio, agosto, septiembre,
octubre y noviembre. Esto se pone bueno es en diciembre, enero, febrero y marzo,
ya en abril empieza a descender la
clientela. Por eso es que los cueros, nunca tenemos cuartos, hay que pagar
todos los días y los clientes no son constantes y más ahora que se le tiene
mucho miedo al Sida y el Papiloma Humano. A parte de que las chamaquitas de los
colegios y las escuelas públicas también se la están buscando y no tienen
escrúpulos, les hacen cosas a los
hombres que nosotras los cueros viejos y rejugados no hacemos, porque aquí
vienen de Salud Publica, a darnos charlas y nos hacen exámenes del Sida y nos
dan preservativos y nos dicen como uno se puede contaminar.-
-Yo por
ejemplo ni hago el sexo oral ni dejo que me lo hagan. Mucho
menos hago sexo anal, ni doy lengua, los orientadores de Salud Publica nos
dicen que las enfermedades de transmisiones sexuales se pegan hasta con el rose
de la lengua y el hombre que no quiere ponerse el preservativo yo le devuelvo
su dinero. -
-En estos
días hubo uno que no dejaba que yo le pusiera el preservativo y cada vez que le
ponía el preservativo, se perdía; ni lo encontraba el ni yo. Después de tres
preservativos yo se lo puse. Me quede como sospechosa y al otro día cuando me
fui a bañar me metí los dedos y me saque tres preservativos.
Aquí vienen
muchachitas hasta de trece años a buscárselas y esas hacen de todos. Otras los
hacen por drogas y cuando viene la policía el dueño hace sonar un timbre. Ellas
se esconden y cuando la policía se va vuelven. Pregunta: y esas menores también trabajan aquí.
Repuestas: Esas menores no trabajan aquí?
son de los vecindarios que vienen a buscársela, la mandan los noviecitos; para ellos comprar sus drogas. Otras las
mandan los padres ellos les dicen si quieren unos tenis nuevos o un pantalón de
marca tienen que tiraste a la calle! Y les dicen ¡Coge calle para que sepa lo
dura que es la vida! ¡Y es fácil estar manteniendo mujeres para otro!
Pregunta:
pero las mujeres que vienen los fines de semanas son del vecindario-.
Repuestas: -Muchas sí, pero la mayoría vienen de Los Bajos de Haina, los
Alcarrizos, Palave, Mata Paloma, Bayona, San Miguel, Manoguayabo, La Venta, El
Carril de Haina, Caballona, La Ciénaga y hasta de Pantoja y Herrera.
- Tú la ve
hasta con el barrigón casi dando a luz, una que no tienen quien le de nada y
otra que los maridos la mandan porque tampoco están trabajando-
Pregunta:
tú eres de este sitio. Repuestas: -No, yo soy de la Romana, mi mamá era
haitiana, vino preña de mi y enferma en busca de cura, a un batey del Central
Romana donde vivía una hermana de ella y allí murió cuando yo nací el 26 de
abril del 1992.
- La tía
mía me maltrataba mucho, mira como tengo los brazos llenos de cicatrices, hasta
que una vecina dominicana me llevo para su casa cuando yo tenía siete años. A
los treces años cumplidos la que me crio, se dejo del marido y me abandonó.
Tuve que coger de nuevo para donde mi tía y esta me daba tanto maltrato que a
los quince años una amiga me dijo te voy a llevar para la capital, para que deje este infierno y me trajo para
este burdel.
-Cuando
cumplí un año aquí, un cliente se enamoró de mí y me llevó para su casa. El era
fotógrafo, vivíamos en el mismo estudio fotográfico. Era muy celoso, no me
dejaba hablar con nadie y me embarace de él. Cuando la niña tenía tres años ya
yo no aguantaba más y me escape, empecé a trabajar en una casa de familia, la
señora era maestra y el marido tenía un taller de ebanistería en la misma casa.
Cuando la mujer se iba a dar clases a la escuela, el me obligaba a estar con él
y un día yo decidí mejor volver al cabaret y cogí para acá. Aquí encontré un
camionero sureño que se hizo mi chulo y me pego una barriga.
-La niña yo
la tenia donde una señora que me la cuidaba por mil pesos mensuales; pero
cuando yo caí enferma, no pude pagarle ese mes.
Sin ella conocer al padre de la niña empezó a investigar hasta que dio
con una hermana de él y le entrego a la niña. Yo fui donde la hermana este
jueves y ella me dijo que él se la llevo para un campo de San Juan y que ella
no sabe qué campo es.-
Empezó a llorar amargamente, ese lloro de la
impotencia que siente una madre cuando le han quitado un hijo. Ese lloro de
impotencia ante una sociedad que desprecia a los que no han tenido la suerte de
nacer con cierta dignidad humana. Por un instante su dolor se hizo mío, y quise
ayudarla, les pregunte que si tenía cedula y me contesto que no, nunca la
habían declarado. Su madre murió en un batey de la Romana, su padre nunca vino
a la Republica Dominicana; se quedo allá en Hincha, una comunidad haitiana que
era dominicana hasta el Tratado Fronterizo del 1929. Se quedo en su natal Hincha, cuidando los siete hijos
que quedaban huérfano de madre hasta que el también murió un día de hambre.
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