domingo, 24 de noviembre de 2013

PREJUICIOS RACIALES EN LA REPUBLICA DOMINICANA
Tirso Medrano
En la Republica Dominicana, casi todos los poeta han escrito poemas  a la raza negra, o por lo menos han incluido en unos que otros poemas. La poesía negrista o negroides, terminología usada para referirse a la poesía afrohispanoantillana, por ser escrita por poetas que no se consideran negros por haber nacido con la piel clara. En un país donde no hay familias dominicanas que se pueda ufanar de su blancura, ya que desde el 1516, para acá todo el criollo tiene el negro tras de la oreja. En la republica dominicana hasta en la cedula de los negros dice indio oscuro, en un tres cuarto de  isla donde para el año 1600, ya no existían poblaciones aborígenes y si los habían estaban mezclados con blancos y negros.
 Situación esta que desde siglos venimos arrastrando y de ahí que los negros dominicanos consideran que negros son los haitianos y los llamados cocolos, inmigrantes que vinieron a mitad del siglo XIX y principio de siglo  XX, a trabajar en los ingenios azucareros. Unos como  cortadores de caña, el caso de los haitianos por ser obreros no calificados en su mayoría y los llamados cocolos dentro de los centrales azucareros por ser obreros calificados que venían de islas del Caribe que eran colonias de Inglaterra, Francia y Holanda;  colonos que educaron a sus esclavos para la producción capitalista. Esto es tan cierto que los mulatos dominicanos se hacen llamar blancos y cuando vienen turistas blancos europeos o norteamericanos, les sale el complejo de inferioridad racial y les achacan su falta de blancura al clima tropical. El pueblo como un mote o burla les suelen decir o llamar ¨blanquito¨. Cuando un negro es lavadito y se quiere a fuerza de unturas convertirse en menos negro, las gentes les llama ¨negrito¨, cuando un negro tiene rasgos de blanco en su fisionomía se le suele decir ¨ese es un negro blanco¨.  Lo mismo cuando el negro tiene alguna profesión o poder militar, político o económico.
Lo más obvio es  que ser negro en la Republica Dominicana, está asociado con la pobreza, la marginalidad y la miseria extrema. El común de la población cuando ve a un blanquito muy pobre, suelen decir ¨ese  es un brutos¨ o ¨un pendejo¨,  o ¨un loco viejo¨.  Como si ser pobre es una condición exclusiva de los negros y que por lo tanto ser negro o negra es haber nacido bruto o bruta, loco o loca y  pendejo o pendeja.  Por lo regular en las ciudades,  los municipios y los distritos municipales, las mayorías de los que tienen los colores más oscuros son los más empobrecidos, tienen los más bajos salarios y hacen los más bajos trabajos. Esto es más gravoso aun porque ellos mismos no se consideran negro, sino indio. Para ellos el negro es el haitiano y cuando suelen ver algún haitiano  blanco o mulato, sienten asombro y duda de su origen por el color claro de la piel.
Muchos negros y negras hasta se desprecian así mismo y luchan por ser profesionales, artistas o deportistas o sobresalir en algo con el único objetivo de buscarse una mujer o un hombre de piel blanca; este es un recurso para que el estigma de ser negro no recaiga sobre las proles futuras.
Todavía en este siglo XXI, hay quienes hablan de adelantar la raza, pensamiento este de los siglos pasados.  Lo mismo de ufanarse de que -soy negro pero mi bisabuela era española- o decir a viva voz  -A mi  me dijo mi mamá que mi abuelo era blanco de ojos azules, pero ella daño la raza al casarse con mi papá que es un negro de San Cristóbal.
Es común ver a un negro de piel menos oscura negreando a otro de piel más oscura. También se tiene la creencia que ser negro es ser feo. Cuando le dicen a un niño  -Ahí viene el cuco-, normalmente es un viejo negro que pasa recogiendo o vendiendo algo. Muchos se sienten tan acostumbrado que les hacen muescas a los niños en forma de gracia.
Es inmensa la cantidad de personas negras o de ascendencia negra que al obtener un título universitario o un cargo de cierta importancia como senador, diputado, sindico, gobernador, general o ministro, se mudan del sector donde han vivido siempre; se buscan una mujer blanca y si son mujeres les son infieles al esposo negro con otro de menor negrura para provocar el divorcio o simplemente se divorcian al ascender de clase social.
 Empiezan a despreciar los valores culturales de su comunidad negándose a participar en las velaciones, cabo de años, horas santas, fiesta de palos, fiesta santeras y cualquier manifestación cultural que los o las puedan ligar a sus antepasados africanos.  Alegando que eso son cosas de gentes atrasadas, brutas e incultas. Creciendo cada día las manifestaciones culturales norteamericanas y europeizantes.  Y en esa medida crecen también las uniones maritales de negros y negras con blancos europeos y norteamericanos
En los tiempos de la colonia, a las personas se les ascendía dependiendo el grado de color de la piel, mientras más blancos fuera tenia mayor oportunidad de ocupar un puesto. Eso ha variado muy poco en los momentos actuales. Todavía vemos secretarias muy hermosas y ministros elegantes sin ninguna preparación académica. Muchos tienen los títulos pero nunca han leídos un libro referente a su profesión.
Todavía existe el  padrinazgo, para ascender de puesto o lograr un cargo; en la milicia por ejemplo, los altos mando son heredados como si se trata de un clan. Lo mismo ocurre en los partidos políticos tradicionales, situación esta que mantiene la dedocracia con una cuota de poder.
Los gobiernos que hemos tenidos desde el 1844 hasta este momento, no han trabajado en el reforzamiento de la identidad del dominicano que es lo mismo que trabajar en mantener el orgullo de la dominicanidad. Solo se usa al pueblo que estúpidamente les lleva la corriente, cuando se quiere lograr un enfrentamiento con el vecino Haití. Donde los dominicanos negros son los primeros que enarbolan su antihaitianismo o temen hablar del tema porque entre ellos mismo se encargan de infundirle temor al de piel más oscura.
Es muy difícil ver a un dominicano negro hablar la lengua de los haitianos, el  creole, todo por el temor de que se le confunda con haitiano. Ya que  para la política del Estado, nuestros enemigos principales son los haitianos y nuestros principales amigos y aliados económicos son los europeos y los norteamericanos. Sin embargo hasta el agua en botellita que se consume en Haití llega de la Republica Dominicana.
El cinismo estatal es tal que ellos se jactan de decir que aquí no hay discriminación porque la constitución lo consigna en una de sus páginas, la constitución también habla del libre tránsito y de la libertad de expresión y del derecho a la educación, la salud y la vivienda digna. Derechos ciudadanos que son violados todos los días.
Hasta que no se valoren todas las manifestaciones de las culturas que tenemos, sin importar sus raíces o procedencias remotas que han sido transformadas en un proceso de asimilación a través de los siglos y hayan adquirido un sello de autenticidad nacional no habremos combatido el pesimismo del nativo del criollo, del ser dominicano. Pesimismo que solo lo logramos vencer con la erradicación del analfabetismo y la valoración de nuestra cultura. Ser dominicano es ser negro, blanco, jabado, jojoto, indio, mulato, moreno, mestizo, trigueño, alógeno pero con respecto, dignidad y orgullo, sin discriminación ni xenofobia. Ni exclusión de ningún género.

Todavía a las mujeres se les discrimina en los puestos de trabajos  públicos y privados, sin importar su color, solo por su concisión de ser mujer son mal pagada y maltratada tanto en el sector laboral como en el sindical; en el político y militar. Pero si a la vez no son bien parecidas o de piel clara o joven, pueden no conseguir trabajo.  Lo mismo se discrimina a los envejecientes y a los minusválidos e impedidos físicos.

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