PREJUICIOS
RACIALES EN LA REPUBLICA DOMINICANA
Tirso
Medrano
En la Republica Dominicana, casi todos los poeta han
escrito poemas a la raza negra, o por lo
menos han incluido en unos que otros poemas. La poesía negrista o negroides,
terminología usada para referirse a la poesía afrohispanoantillana, por ser
escrita por poetas que no se consideran negros por haber nacido con la piel
clara. En un país donde no hay familias dominicanas que se pueda ufanar de su
blancura, ya que desde el 1516, para acá todo el criollo tiene el negro tras de
la oreja. En la republica dominicana hasta en la cedula de los negros dice
indio oscuro, en un tres cuarto de isla
donde para el año 1600, ya no existían poblaciones aborígenes y si los habían estaban
mezclados con blancos y negros.
Situación esta que
desde siglos venimos arrastrando y de ahí que los negros dominicanos consideran
que negros son los haitianos y los llamados cocolos, inmigrantes que vinieron a
mitad del siglo XIX y principio de siglo XX, a trabajar en los ingenios azucareros.
Unos como cortadores de caña, el caso de
los haitianos por ser obreros no calificados en su mayoría y los llamados
cocolos dentro de los centrales azucareros por ser obreros calificados que
venían de islas del Caribe que eran colonias de Inglaterra, Francia y Holanda; colonos que educaron a sus esclavos para la
producción capitalista. Esto es tan cierto que los mulatos dominicanos se hacen
llamar blancos y cuando vienen turistas blancos europeos o norteamericanos, les
sale el complejo de inferioridad racial y les achacan su falta de blancura al
clima tropical. El pueblo como un mote o burla les suelen decir o llamar
¨blanquito¨. Cuando un negro es lavadito y se quiere a fuerza de unturas
convertirse en menos negro, las gentes les llama ¨negrito¨, cuando un negro
tiene rasgos de blanco en su fisionomía se le suele decir ¨ese es un negro
blanco¨. Lo mismo cuando el negro tiene
alguna profesión o poder militar, político o económico.
Lo más obvio es que ser negro en la Republica Dominicana, está
asociado con la pobreza, la marginalidad y la miseria extrema. El común de la
población cuando ve a un blanquito muy pobre, suelen decir ¨ese es un brutos¨ o ¨un pendejo¨, o ¨un loco viejo¨. Como si ser pobre es una condición exclusiva
de los negros y que por lo tanto ser negro o negra es haber nacido bruto o
bruta, loco o loca y pendejo o pendeja. Por lo regular en las ciudades, los municipios y los distritos municipales, las
mayorías de los que tienen los colores más oscuros son los más empobrecidos,
tienen los más bajos salarios y hacen los más bajos trabajos. Esto es más
gravoso aun porque ellos mismos no se consideran negro, sino indio. Para ellos
el negro es el haitiano y cuando suelen ver algún haitiano blanco o mulato, sienten asombro y duda de su
origen por el color claro de la piel.
Muchos negros y negras hasta se desprecian así mismo y
luchan por ser profesionales, artistas o deportistas o sobresalir en algo con
el único objetivo de buscarse una mujer o un hombre de piel blanca; este es un
recurso para que el estigma de ser negro no recaiga sobre las proles futuras.
Todavía en este siglo XXI, hay quienes hablan de
adelantar la raza, pensamiento este de los siglos pasados. Lo mismo de ufanarse de que -soy negro pero
mi bisabuela era española- o decir a viva voz -A mi me dijo mi mamá que mi abuelo era blanco de
ojos azules, pero ella daño la raza al casarse con mi papá que es un negro de
San Cristóbal.
Es común ver a un negro de piel menos oscura negreando
a otro de piel más oscura. También se tiene la creencia que ser negro es ser
feo. Cuando le dicen a un niño -Ahí
viene el cuco-, normalmente es un viejo negro que pasa recogiendo o vendiendo
algo. Muchos se sienten tan acostumbrado que les hacen muescas a los niños en
forma de gracia.
Es inmensa la cantidad de personas negras o de
ascendencia negra que al obtener un título universitario o un cargo de cierta
importancia como senador, diputado, sindico, gobernador, general o ministro, se
mudan del sector donde han vivido siempre; se buscan una mujer blanca y si son
mujeres les son infieles al esposo negro con otro de menor negrura para
provocar el divorcio o simplemente se divorcian al ascender de clase social.
Empiezan a
despreciar los valores culturales de su comunidad negándose a participar en las
velaciones, cabo de años, horas santas, fiesta de palos, fiesta santeras y
cualquier manifestación cultural que los o las puedan ligar a sus antepasados
africanos. Alegando que eso son cosas de
gentes atrasadas, brutas e incultas. Creciendo cada día las manifestaciones
culturales norteamericanas y europeizantes.
Y en esa medida crecen también las uniones maritales de negros y negras
con blancos europeos y norteamericanos
En los tiempos de la colonia, a las personas se les
ascendía dependiendo el grado de color de la piel, mientras más blancos fuera
tenia mayor oportunidad de ocupar un puesto. Eso ha variado muy poco en los
momentos actuales. Todavía vemos secretarias muy hermosas y ministros elegantes
sin ninguna preparación académica. Muchos tienen los títulos pero nunca han
leídos un libro referente a su profesión.
Todavía existe el
padrinazgo, para ascender de puesto o lograr un cargo; en la milicia por
ejemplo, los altos mando son heredados como si se trata de un clan. Lo mismo
ocurre en los partidos políticos tradicionales, situación esta que mantiene la
dedocracia con una cuota de poder.
Los gobiernos que hemos tenidos desde el 1844 hasta este
momento, no han trabajado en el reforzamiento de la identidad del dominicano
que es lo mismo que trabajar en mantener el orgullo de la dominicanidad. Solo
se usa al pueblo que estúpidamente les lleva la corriente, cuando se quiere lograr
un enfrentamiento con el vecino Haití. Donde los dominicanos negros son los
primeros que enarbolan su antihaitianismo o temen hablar del tema porque entre
ellos mismo se encargan de infundirle temor al de piel más oscura.
Es muy difícil ver a un dominicano negro hablar la
lengua de los haitianos, el creole, todo
por el temor de que se le confunda con haitiano. Ya que para la política del Estado, nuestros
enemigos principales son los haitianos y nuestros principales amigos y aliados
económicos son los europeos y los norteamericanos. Sin embargo hasta el agua en
botellita que se consume en Haití llega de la Republica Dominicana.
El cinismo estatal es tal que ellos se jactan de decir
que aquí no hay discriminación porque la constitución lo consigna en una de sus
páginas, la constitución también habla del libre tránsito y de la libertad de
expresión y del derecho a la educación, la salud y la vivienda digna. Derechos
ciudadanos que son violados todos los días.
Hasta que no se valoren todas las manifestaciones de
las culturas que tenemos, sin importar sus raíces o procedencias remotas que
han sido transformadas en un proceso de asimilación a través de los siglos y
hayan adquirido un sello de autenticidad nacional no habremos combatido el
pesimismo del nativo del criollo, del ser dominicano. Pesimismo que solo lo
logramos vencer con la erradicación del analfabetismo y la valoración de
nuestra cultura. Ser dominicano es ser negro, blanco, jabado, jojoto, indio,
mulato, moreno, mestizo, trigueño, alógeno pero con respecto, dignidad y orgullo,
sin discriminación ni xenofobia. Ni exclusión de ningún género.
Todavía a las mujeres se les discrimina en los puestos
de trabajos públicos y privados, sin
importar su color, solo por su concisión de ser mujer son mal pagada y
maltratada tanto en el sector laboral como en el sindical; en el político y
militar. Pero si a la vez no son bien parecidas o de piel clara o joven, pueden
no conseguir trabajo. Lo mismo se
discrimina a los envejecientes y a los minusválidos e impedidos físicos.
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