martes, 10 de junio de 2014



SALOMÉ UREÑA DE HENRÍQUEZ
Por: Silveria R. de Rodríguez Demorizi
Trabajo publicado en el Boletín de la Unión Panamericana, en abril 1942, resumido y modificado parcialmente en su forma para esta presentación.
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En 1881 comienza a sufrir nuevamente por las desgracias de su patria. Recientes perturbaciones políticas hacen que sus esperanzas patrióticas tengan grandes decepciones. El fracaso moral del gobierno de Meriño, le ocasionó profundo desconsuelo. Sus cantos patrióticos sufren una crisis. La poetisa escribe Sombras, y desde entonces en muy raras ocasiones escribe versos. Pero Sombras no es un vano alarde poético; es un adolorido grito de patriótica angustia. La decepción política es estímulo para la creación de un plantel educativo que contribuya a cambiar la sombría faz del País: el Instituto de Señoritas.
Es curioso y sorprendente el caso de que una poetisa del astro de Salomé Ureña pudiera abandonar su lira por tan largo tiempo. Este silencio puede interpretarse como una protesta de su patriotismo. Esa tácita renuncia a los triunfos poéticos, engrandece aún más a esta mujer de fuerte espíritu, "apasionada de la patria", que prefirió sacrificar los laureles de la poesía antes que volver a inspirarse en las crecientes desventuras de su patria.
Ya lo dijo en versos dedicados a Billini:
Que si mi pobre lira
calla ante el vicio y la maldad del hombre,
siempre lo grande admira...
Ella esperaba, para tomar el "arpa abandonada",
Despertar a la fe y a la confianza
y tras la noche de dolor, sombría,
cantar la luz y saludar el día.
SALOMÉ EN EL HOGAR
Desde el año 1860 hasta 1880, Salomé Ureña fue a vivir, siempre con su madre y con su hermana Ramona, y además con Teresa de León y de la Concha y Ana Díaz León, a la casa No. 56 de la calle 19 de Marzo. Su educación doméstica la recibió de su madre y de su tía Ana (Nana), "la segunda madre en el hogar".

La madre de Salomé era católica practicante, pero no fanática. Ramona y Salomé se formaron en una atmósfera de fe cristiana, y asistía a la iglesia con su madre todas las mañanas, durante su primera juventud. Luego las obligaciones del hogar no les permitieron ir a misa sino los domingos. El ex-Convento Dominico era la iglesia que acostumbraba visitar. Allí vio a Salomé, por primera vez, Francisco Henríquez y Carvajal, quien atraído por la fama de la poetisa, acompañado de un amigo se dirigió al ex-Convento en interés de conocerla. El amigo le señaló a las dos hermanas, pero no supo decirle cuál de ellas era la excelsa poetisa.
Desde la infancia, Salomé fue muy emotiva. Sufría por todo. Se le veía llorar sin motivo aparente. Esta disposición del ánimo perduró en ella toda la vida. Era noble de sentimientos y "su modestia fue tan grande como su mérito". Fue mujer de su casa. Soltera, pocas veces traspasaba los linderos de su hogar. No salió nunca del país, como ella misma lo dice:
Así, aunque de otras playas jamás me vi en la arena
ni de otros horizontes las líneas contemplé...
Sin embargo, a su hogar acudían altas mentalidades nacionales y extranjeras que rendían tributo de admiración a la ya esclarecida poetisa quisqueyana. El distinguido poeta venezolano Juan A. Pérez Bonalde, autor de la sentida poesía La vuelta al hogar, de paso por nuestra Ciudad Primada fue a rendir su homenaje de simpatía y de admiración a Salomé; departieron amigablemente y él le recitó lleno de emoción, húmedos los ojos por las lágrimas, la poesía en la cual describe, con intenso dolor, su triste llegada al hogar, cuando llamado por su madre enferma la encontró sin vida.
Años más tarde, Salomé Ureña leía conmovida esa poesía a sus discípulas amadas y les decía: "Quisiera que la hubierais oído recitada por sus labios..."
Era afectuosa, con todos sus familiares, sentía gran entusiasmo por su padre, a quien quería entrañablemente; entusiasmo que ni la muerte disminuyó:
Hoy, al entrar en tu mansión doliente,
donde reina silencio sepulcral,
nadie a posar vendrá sobre mi frente
el beso del cariño paternal.
Ninguna voz halagará mi acento,
ni un eco grato halagará mi oído:
sólo memorias de tenaz tormento
tendré a la vista de tu hogar querido.
A pesar de que su hogar fue enturbiado con la separación de sus padres, cuando ella apenas tenía dos años de nacida, en su corazón éstos estuvieron siempre unidos. Ella vivió junto a su madre, pero diariamente visitaba la casa de su padre, a cuya muerte escribió una composición titulada A mi padre, en la que se muestra tal como era, y en que deja ver la profunda admiración y la ternura de su cariño por su progenitor.
En 1880 contrajo matrimonio con Francisco Henríquez y Carvajal, que andando el tiempo sería Presidente de la República. El 3 de diciembre de 1882, como para bendecir su hogar-escuela, y para que Salomé pudiera ostentar la sublime trinidad de poetisa, educadora y madre, nació el anhelado primogénito (Francisco):
Los cielos se inclinaron
y descendió al hogar, entre armonías,
el ángel que mis sueños suspiraron
nuncio de bendiciones y alegrías...
Salomé no descuidó sus deberes de madre por los del magisterio. Sus discípulas recuerdan que la cuna del primogénito siempre estuvo cerca de la madre:
Allí duerme feliz, y no distante
yo de un libro las páginas hojeo;
levanto la cabeza a cada instante,
le contemplo dormir y al fin no leo.
La inscripción del Instituto era cada día más numerosa y resultaba estrecho aquel local. Familia y escuela se instalaron entonces en la calle de la Esperanza, hoy Luperón, esquina Duarte. Allí nacieron sus hijos Pedro y Maximiliano.
En 1884 nace Pedro Nicolás, su segundo hijo. A los cinco meses de nacido le sobreviene mortal enfermedad. Una de las discípulas predilectas de Salomé, Mercedes Laura Aguiar, recuerda la terrible y conmovedora escena: el niño en brazos de Monseñor Meriño para recibir las aguas del bautismo; su madre de rodillas en el suelo rogando a Dios que le salvara su hijo; los demás, todos en silencio. Llega el Dr. Juan Francisco Alfonseca y tomando al niño en sus brazos dice: "Monseñor, unos minutos a la ciencia". Después de algunas horas de terrible ansiedad, la fiebre cede y el niño se salva milagrosamente.
En Horas de Angustia la madre pinta maravillosamente este cuadro:
Sin brillo la mirada,
bañado el rostro en palidez de muerte,
casi extinta la vida, casi inerte
te miró con pavor el alma mía
cuando a otros brazos entregué, aterrada,
tu cuerpo que la fiebre consumía...
En 1887 escribe su poesía ¿Qué es Patria?, inspirada en una pregunta que le hiciera su hijo Pedro, quien sólo contaba tres años: Mamá, ¿qué es Patria? Y ella responde:
¿Qué es Patria? ¿Sabes acaso
lo que preguntas, mi amor?
Todo un mundo se despierta
en mi espíritu a esta voz...
La poetisa se complacía en leerles a sus discípulas las composiciones que escribía. Una mañana las reunió y llena de emoción, con voz ahogada por el llanto, les leyó Tristezas, poesía escrita la noche anterior, inspirada en las palabras del dulce primogénito, cuando ya en la cama después de terminar sus oraciones, recordando al padre ausente exclamó:
¿Tú no te acuerdas, mamá?
¡El sol qué bonito era
cuando estaba aquí papá!
Cuatro años duró la ausencia del esposo, que había ido a Francia a perfeccionar sus estudios de Medicina. Cuatro años de angustias para la madre educadora. Aquella mujer de ánimo fuerte y de voluntad superior, vaciló abatida por la ausencia del esposo ante la terrible idea de perder a uno de sus hijos. Ese estado de espíritu, le inspiró su poesía Angustias.
La horrorosa enfermad del crup [difteria, gatorrilo, del inglés 'croup'] se desarrolló en esta ciudad. El suero salvador no había sido descubierto y era casi seguro que el niño que fuera atacado por la epidemia mortal, sucumbiría.
Desgraciadamente, su hijo Pedro contrajo la terrible enfermedad. Otro milagro fue realizado al ser salvado de ella, por el Dr. Alfonseca, quien años antes lo había librado de la muerte. Dos veces estuvo su hijo Pedro al borde de la tumba. En esta ocasión no fueron pocas las angustias de la madre ante el niño moribundo.
Salomé sentía vivo placer en la educación de sus hijos. A todos les enseñó a querer a su patria. Ese amor creció con la maternidad y los infundió en el espíritu de sus hijos.
El 9 de abril de 1894 nació Camila, su única hija. Mientras tanto, ella luchaba con la muerte, atacada de fuerte neumonía. Rebasó la gravedad, pero su salud quedó minada para siempre. Aparente restablecida de esa enfermedad, escribió su poesía Umbra-Resurrexit:
Umbra
La mirada sin luz, la mente ansiosa,
corto el aliento al pecho,
en ruda agitación se va la vida...
Allá perderse en la penumbra vaga
miro las prendas del hogar benditas,
mis hijos, en su cándido abandono,
ajenos al amago
de la suerte sobre ellos suspendida,
y tú, de pie, bajo el dolor inmenso,
nublada por el llanto la pupila.
Resurexit
Brota la luz en deslumbrantes ondas,
el aire al pecho fluye,
el espíritu absorto se reanima,
y cunde y se dilata en las arterias
el ritmo palpitante de la vida
Y bajo el ala cándida que extiende
sobre el hogar en gozo
ángel nuevo de paz que el cielo brinda,
surgiendo victorioso de las sombras
el cuadro de mi amor esplende al día.
Durante su quebranto, el esposo la hizo abandonar la ciudad natal, hacia Puerto Plata. Al pasar frente a San Pedro de Macorís, el poeta y crítico Rafael A. Deligne la saludó con sus versos Alondra que viaja, que comenzaban así:
No vi su marcha, ni cruzó mi puerta;
mas es su vuelo tal, que el alma mía
se estremeció, despierta a la armonía,
de tanta gloria al esplendor despierta.
Que el genio, aunque se oculte, y viaje solo,
astro inmortal, o puro ser divino,
deja de luz un rastro, peregrino,
más que la aurora con que irradia el polo!...
Puerto Plata fue para ella delicioso oasis. Al llegar, Antera Mota de Reyes la saludó con una extensa y bella página en prosa, Bienvenida. Rodeada de cariños y atenciones y colmada de homenajes de admiración, pasó allí una feliz temporada que alivió su espíritu, pero no detuvo en su carrera la mortal enfermedad. Allí terminó su poesía Mi Pedro, que tenía inconclusa desde 1890.



viernes, 6 de junio de 2014



ARGUMENTOS LEGALES
Por Tirso Medrano.
La Junta Suprema del Reino de España, en la real orden expedida en el Alcázar de Sevilla el 22 de Enero de 1809, integraba a la monarquía la parte española de la isla de Santo Domingo, con sus límites establecidos en el tratado de Aranjuez de 1777 y con todas las prerrogativas de las demás colonias.
Mientras esto sucedía en la colonia de Santo Domingo se batían como fieras los criollos, blancos, negros y mulatos leales a la madre patria,  contra un ejército al que decapitaron el 7 de noviembre de 1808. El ultimo espuelaso se los dieron los ingleses, entonces aliados de España, capitulando el último reducto francés, el 11 de Julio de 1809, quedando incorporada la Colonia de Santo Domingo de nuevo a España; esta vez bajo el  gobierno del intendente y capitán general interino el caudillo de la Reconquista, brigadier don Juan Sánchez Ramírez, oriundo de la villa de  Cotuí.
El historiador José Gabriel García en su Compendio de Historia de Santo domingo nos dice que: “El movimiento revolucionario de Juan Sánchez Ramírez  fue ayudado también eficazmente por los haitianos Cristóbal  y Petión”.
Juan Sánchez Ramírez, enfermo dio una proclama el 5 de febrero de 1811, donde le solicitaba al pueblo sumisión a España y la paz con los vecinos haitianos. El 12 de febrero del mismo año partió hacia el mundo de los desconocidos. Tras su muerte Henry Cristopher, entonces rey de Haití, celebro en su honor  un servicio fúnebre, con pompa real.  
A la muerte de Juan Sánchez Ramírez, le toco el mando colonial al coronel don Manuel Caballero, hasta el 6 de mayo de 1813, cuando llega desde el reino de España a ocupar la vacancia con el grado de  capitán general de la colonia el brigadier don Carlos de Urrutia y Matos, una de su primera medida fue según nos narra José Gabriel García, fue:  “abrir una investigación acerca del paradero de las alhajas, sobre todo de los pueblos del Sur, de los cuales estaban desbastados a causa de la guerra habida en la confluencia de los siglos pasado y presente, los de San Rafael, San Miguel de la Atalaya, Hincha, Bánica y Las Caobas, en cuya reorganización no había podido ocuparse el gobierno todavía”.
El 20 de julio de 1814,  Francia le devuelve el derecho a España sobre la colonia de Santo Domingo Español, dejando sin efecto el Tratado de Basilea del 22 de julio del año 1795.

María Bergoña Sánchez Negro, en su tratado de historia titulado FRANCIA 1814-1825, en uno de sus páginas nos dice: el comercio colonial se encontraba estrangulado por la pérdida de Santo Domingo en el Tratado de París de 1814.
No obstante los políticos y gobernantes del vecino Haití, solo estaban esperando una oportunidad para hacer posible la idea de Toussaint Louverture sobre indivisibilidad de la isla.
El historiador José Gabriel García nos dice al respecto: “Desde el 5 de diciembre de 1820 empezaron a propagarse por los pueblos de la banda Sur los rumores alarmantes de que los haitianos meditaban proyectos de invasión sobre el territorio de la parte española, asegurándose que el teniente coronel Desir Dalmazí había visitado a Hincha, Bánica, Las Caobas, Las Matas y San Juan, autorizado por el presidente Boyer, que acababa de vencer la insurrección de Goman y se proponía recorrer en son de pacificador las comunes de la Grand Anse, para hacer proposiciones de voluntario sometimiento, e intimidar los ánimos en caso de que estas no fueren admitidas, con la amenaza de que la Republica echaría mano de la fuerza armada  para lograr la empresa, a la cual formaban buena atmósfera en las fronteras del norte el impenitente Tavares, José Justo de Silva, Amarante y otros obsesionados.”
Boyer despegó los muros divisorios de San Miguel de la Atalaya y San Rafael de la Angostura. Para de una forma inconsulta anexarse la colonia de Santo Domingo Español;  mediante una ley del 17 de octubre de 1821, donde también se adjudicó la totalidad del lago Azuey también conocido como Zumatre y el Fondo.
El padre de la historia dominicana José Gabriel García nos dice al respecto: “…prueba concluyente de que no fue sino entonces, cuando ya la dominación española de la isla se hallaba en su ocaso, que se atrevió Boyer a no respetar los límites fijados por el tratado de 1777, sin duda porque veía llegar el momento de inaugurar sin peligro con hecho semejantes, a todas luces atentatorios, el atrevido proyecto de ocupación general que perseguía, y para cuya realización no esperaba sino que le fueran propicias las circunstancias, resultando de lo expuesto que la opinión emitida por Mr. D. Jean-Joseph en su libro titulado QUESTION DOMINICAINE; NOS LIMITES FRONTIERES, relativa a la completa desaparición de las fronteras terrestres, a causa de la confusión de los dos territorios, carece de sólido fundamento, toda vez que en la ley a que hacemos referencia reconocieron  el congreso y el gobierno de consumo, una  línea divisoria que, partiendo de la boca y orilla derecha del rio Pedernales o des-Anses-a-Petre, iba a terminar en la orilla izquierda y boca del rio Dajabón o Masacre, dejando al Este la montaña del Bahoruco, la Laguna de Enriquillo, Las Caobas, Hincha y la sabana de Guaba, para pasar por Loma Sucia, las cabezas del rio Guaraguei y la cumbre de la Cupalinda, puntos todos de la última demarcación internacional, alterada solamente la estrecha zona perteneciente a los dos pueblos usurpados por el rey Cristóbal”. Termina la cita.

jueves, 5 de junio de 2014



GENEALOGÍA DE LOS HABITANTES DE HINCHA
Por Tirso Medrano.
Julio Amable González Hernández, en su escrito Los Niños de Hincha en la Genealogía nos dice:
¨Una relación de los apellidos de los bautizados en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Hincha entre 1782 y 1794, compilada y cotejada por el genealogista Antonio Guerra Sánchez, permite constatar la riqueza patronímica de Hincha: Aldana, Amo, Andújar, Arencibía, Arias, Ariza, Arnez, Arráez, Arriola, Aybar, Balcázar, Baltazar, Barceló, Bautista, Bejarano, Belén, Bello, Bernabé, Bernal, Betancourt, Bidó, Biton, Blandén, Bonifacio, Bueno, Brea, Cabral, Calderón, Camilo, Castillo, Castro, Carré, Carvajal, Ceballos, Colomé, Concepción, Consuegra, Contreras, Correa, Coto, Cubilet, Cuéllar, Cuello, Cueto, Cuevas, de Acosta, de Castro, de Jesús, de la Cruz, de la Paz, de la Rosa, de León, de los Santos, de Peña, de Sosa, del Castillo, del Rosario, del Villar, Delgadillo, Díaz, Encarnación, Evangelista, Falcón, Familias, Febre, Felipe, Féliz, Fermín, Figueras, Figueredo, Figueroa, Fletes, Florentino, Fragoso, Fragozo, Franco, García, Girón, Gomera, Gómez, González, Guillén, Guzmán, Hernández, Herrera, Hiciano, Ibe, Infanzón, Interial, Javier, Jiménez, Juárez, Laballe, Labat, Lara, Lavastida, Leguisamón, León, Leonardo, Liranzo, López, Lorenzo, Luciano, Luna, Maldonado, Mani, Maríñez, Martínez, Mártir, Mateo, Maturín, Medina, Mejía, Meléndez, Melfi, Mella, Mena, Méndez, Mercero, Milano, Miniel, Miranda, Montes de Oca, Montiel, Moreno, Morillo, Muñoz, Nina, Ocaña, Ortiz, Padilla, Pancho, Paniagua, Paradal, Paredes, Pascasio, Paulino, Paz, Peña, Peralta, Perdomo, Pérez, Puesán, Quezada, Rafael, Ramírez, Regalado, Reyes, Reynoso, Río, Rivera, Roberto, Rodríguez, Romero, Romo, Rosa, Rovino, Ruiz, Saballos, Salazar, Saldaña, Sánchez, Sánchez-Valverde, Sandoval, Santamaría, Santana, San Pedro, Santos, Saviñón, Sico, Sierra, Sosa, Soto, Suárez, Suero, Susaña, Tapia, Tejada, Tirado, Tolentino, Tolvi, Trejo, Ubrí, Valerio, Vargas, Vásquez, Veloz, Vicioso, Vidal, Villar, Vizcaíno, Zabala y Zapata.¨
El historiador Don Vetilio Alfau Duran en su libro titulado Mujeres de la Independencia nos informa los siguiente: ¨Tanto de Hincha como de San Miguel de la Atalaya, de San Rafael de la Angostura, de Las Cahobas y de Bánica, fueron muchas las familias que se vieron compelidas a abandonar sus patrios lares debido a los desmanes de los negros haitianos. De Hincha proceden los Rivera, los Cabral, Familias, Andújar, Luna, Medina, Santana, Carbajal, Fragoso, y otras; de San Miguel de la Atalaya proceden los Febles. Muchos miembros de estas familias comenzaron a distinguirse en la vida pública dominicana desde los días iniciales de su llegada. Así los Febles, los Santana, los Fragosos, figuran ya en 1808 en la Reconquista. Como la mayor parte de ellas se establecieron en la región del Este, a eso se debe el que la común de El Seibo fuera durante la dominación haitiana, «el centro de todas las conspiraciones» como lo reconoció el presidente Charles Hérard Ainé.¨
En el año 1805, Pedro Santana y Petronila Familia abandonan la villa de Hincha y buscando mejor terreno para su ganado y la crianzas de sus hijos gemelos Ramón y Pedro Santana Familia, nacidos el 29 de junio de 1801.
 Esta familia se establecen en la villa de El Seibo y  el 7 de noviembre de  1808, Pedro Santana padre, participa activamente en la batalla de Palo Hincado, junto al brigadier Juan Sánchez Ramírez.  Cercenándole  la cabeza al cadáver del brigadier francés  Louis Marie Ferrand, gobernador a la sazón de la parte española de la isla en esos momentos ocupada por Francia, dándole cumplimiento al Tratado de Basilea de 1795, donde España le sede a Francia la colonia española de Santo Domingo.
Francia ocupó la ciudad de Santo Domingo español el  26 de febrero de 1802, hasta el 9 de julio de 1809, donde capituló gracias a la ayuda de de la Marina Real Británica, aliada a España en ese entonces.
En un trabajo histórico de  Julio González, titulado: LOS NIÑOS DE HINCHA, sobre la genealogía de los apellidos de los habitantes de Hinchas nos dice: Con el devenir de los años, en 1791 se produjo la rebelión de los esclavos en la colonia francesa de Saint Domingue, y en 1804 su independencia del colonizador francés.
Esos hechos determinaron que los habitantes de Hincha, al igual que los de  otras comunidades de la zona, huyeran a la parte oriental de la isla.
Gracias a la preservación de los libros de bautismo de Hincha (1782-1894) en el Arzobispado de Santo Domingo, podemos determinar una buena parte de los últimos niños nacidos en Hincha. Estos niños, ancestros de una parte considerable de los dominicanos, en una especie de diáspora, huyeron con sus padres a lugares como Dajabón, Santiago, Moca, La Vega, San José de las Matas, San José de los Llanos, Higüey, El Seybo, Azua, Baní y Santo Domingo.

Hincha, era cabecera de la provincia San Miguel de la Atalaya, según nuestra primera  constitución del 6 de noviembre del 1844. Con un  Valle del mismo nombre de 80 kilómetros cuadrados de extensión.
Actualmente Hincha, que en creól se escribe ¨Ench¨, en Francés Hinche. Es la capital del Departamento Central de  la Republica de Haití, producto de la enajenación territorial a partir de la modificación del artículo 3 de nuestra constitución el 9 de enero del 1929 y la firma del tratado del 21 de Enero del mismo año;  ratificado el 27 de Febrero del año  1935¨. En la actualidad tiene una población aproximada de 80 mil habitantes. Un gran porcentaje de estos son descendientes de dominicanos de los tiempos coloniales, un  10 % de la población hablan español. Su religión es la católica y tienen una catedral histórica llamada Nuestra Señora de la Concepción de Hincha;  dedicada en el 1785, a la Inmaculada Concepción de María. En ella hubo una cofradía en el tiempo de la colonia según nos relata Fray Cipriano de Utrera.  Sus habitantes hablan con orgullo de sus legítimos compueblanos, el general Pedro Santana quien fue la primera espada y  presidente de la Republica Dominicana y de Carlomagno Peralte  revolucionario antiimperialista, que lucho en contra de la intervención norteamericana del 1915, en la Republica de Haití.