LA MUERTE DE
MAGGIOLO
Maggiolo entro
como un trueno.
Gritando a todo
pulmón
que Mariquita
Cambero,
le estaba
pegando cuerno.
La noche tendió
su sabana
de templado
nubarrón.
Un automóvil de
lujo,
salió de su
marquesina,
le murmuro una vecina
en el viejo colmadón.
Una cerveza
ceniza
se le hizo nudo
en el buche.
Un cigarro largo de aroma,
le reventaba un
pulmón.
Los ojos ebrios
de celos,
los bucles de
sus cabellos,
Se les prendieron de rabia.
Sus pasos eran jadeantes,
zic za de la borrachera.
En la calle del ensanche,
su voz vomitaba hiedra.
Entraba por las esquinas,
salía por donde quiera.
gritando como felino,
voceando como culebra,
dejando en las
callejas,
su naturaleza afuera.
-¡Hoy Mariquita te mato,
hija de Juan borrachera!
¡Hija de Lola la plebe,
nacida en una taberna!-
-¡Esta noche no te salva
Ni Santa Marta la Negra!-
-¡Esta noche habrá velorio,
mi apellido no rueda!-
Así entró a su casa,
Maggiolo, un hombre bueno.
Lo fulminó el rumor…
otros dicen que los celos.
TIRSO
MEDRANO