DIOS
Dios es vida que
fluye sin control como la risa del mar.
Es el universo
sincrético, luminoso, unísono.
Todo lo santifica
con su solemne creación.
Dios es Yavhé,
Jehová, Osiris, Júpiter,
Brahama, Eloín en
el corazón de lo infinito.
Es Brahma, Buda,
Cristo, Krisna, Mahoma.
Es el verbo de
los ancestros.
Desde el principio
es diluvio de energía vital.
Arquitecto de los
invisibles mundos.
De los que atreves
de los siglos se aproximan.
De los trillones
de galaxias congeladas,
De los mundos
paralelos.
Perceptible en la
escalera vaporosa
que une la tierra con la luna.
Dios es arcoíris de luces en la noche,
de los sistemas
planetarios caminantes.
En cada plano con
sus dédalos de espumas
creas los micros y macros sistemas
interminables.
Las aleaciones de
los genes,
Las disparidades
de las especies,
Las ovulaciones de
los átomos.
Dios es sinfonía
en movimiento.
Sus ojos son
fuegos divinos de prolongables luces,
Impenetrables y
silenciosos.
Dime constructor
de los volcanes porque la grandeza del Misti,
Que en su
profundidad nublada caben todas las rocas de los Andes Peruano.
Creaste el océano
pacifico el rey de los océanos de la
tierra.
Diseñaste el
desierto inagotable de Sahara,
Donde las huellas
de las civilizaciones se agigantan.
Creador de los
ríos Nilo, Amazona y Mississippi, viajeros serpentinos
por donde navegan
perpetuamente las aguas de los cielos.
Allí los imperios
han dejados sus prolongadas muertes.
Creaste la sublime
altitud del Himalaya
donde el
portentoso pico Éverest, Sueña erguido.
Hiciste Señor el
mar Caspio.
Colosal estructura
hidrográfica
donde todos los
lagos del mundo caben juntos.
Creaste en
Venezuela el Salto Ángel cuya altura parece buscar la luna.
Oh, ingeniero
unísono!
Explícame
porque tan estrecho el estrecho de Dardanelos,
que al unir el mar
de Mármara con el Egeo un obelisco horizontal parece.
Donde sacaste las
actividades del volcán Kilauea,
Cuyo torrentes de
lavas iluminan las noches de Hawái.
Dios de la luna y
de la tierra, padre del cosmos en
movimiento.
En que asteroides
te inspiraste para modelar el archipiélago de las Antillas.
Verdes rocas ancladas en el mar Caribe,
Pasteles de
tiburones y huracanes,
Pobladas de seres
vermiformes y crustáceos trilobulados. ,
Moluscos
gasterópodos y anfineuros
caverniformes.
En Canadá creaste el cráter Chubb Meteor
donde cabe el ojo de una estrella.
En Chile el desierto de Atacama donde nunca crece el oasis.
En Arizona el
desfiladero más largo de la tierra
donde caben todos
los seres comprimidos.
Dios de las
aldeas, que encendiste el fuego en las cavernas.
Dios de Israel,
Dios de Jesús,
Dios de Mahoma,
Dios de los vedas.
Dios de Egipto,
de Roma, de
Grecia.
Saturno o Cronos,
Apolo o Febo,
Ecué o Changó.
Todos grandes y
viejos, misteriosos y eternos son tu mismo.
La panacea de los
arcontes, sembraron en los genes de los nordestales las odiseas, las guerras,
el miedo, las religiones.
Las odiseas, las
guerras, el miedo, las religiones,
han seguido al
homo sapiens y al homo deis,
como un juego de los dioses tutelares.
¡Yo creo en Dios!
En el que destronó
todos los alatares de los dioses.
El que les quito
la fragancia
y los misterios a
los oráculos y las pitonisas.
Yo seguiré
viajando contigo por esos chacras,
Que no tienen
edad, ni cerebro, ni sexo.
Por los frescos
espacios siderales,
Donde las almas
simples y los demonios no andan.
TIRSO MEDRANO